07 noviembre, 2005

No me toquen la gallina

Cómo me tocan los cojones los soplapollas que dicen que soy un malhablado. Y es que creo que no existe mayor mierda que la que no se dice. Personalmente, soy de los que creen que las palabras "malsonantes" forman parte de nuestro lenguaje, para bien o para mal, y su uso pone de manifiesto un total dominio del mismo. La maestría de una lengua no sólo la constituyen los vocablos bonitos y las frases retóricas que no llevan a ninguna parte, sino también las formas directas y expresivas, como pueden ser lo que comunmente llamamos tacos. En lugar de alarmarnos al oir "mamón de mierda", deberíamos ser conscientes de que es una expresión real con un significado real.
Quizás alguien recuerde, de pequeño, abrir un diccionario por la letra "P" con la ilusión de encontrar, en forma de registro aceptado, aquello considerado como tabú. Pero cuál fue la humillante decepción al averiguar que "polla" significaba "gallina joven". Aunque el diccionario no nos ayudase demasiado, supongo que a estas alturas todo el mundo sabe diferenciar una polla de una gallina joven (por muy joven que sea); de lo contrario, tendríamos graves problemas. Puede que incluso las gallinas protestasen si supieran que algún capullo castrador de la Real Academia las comparase en su día con el miembro viril.
Así que, por favor, déjenme a la gallina en paz y hagamos un completo uso de las palabras sin tener que esconderlas tras eufemismos que, espero estén de acuerdo conmigo en esto, contribuyen a la planeidad de la expresión oral y atenuan su significado. Porque, personalmente, prefiero que me llamen "gilipollas" en lugar de "tonto de poco valor o poca importancia", y prefiero "echar un polvo" antes que "copular".
De este modo, animo fervientemente a que cuando se topen conmigo por la calle, me saluden: "cipote", que yo les responderé: "cabronazo". Y nos iremos a casa tan contentos, con la boca llena, y la satisfacción del lenguaje bien empleado.

2 comentarios:

Juanje dijo...

Di que si migue, hay que rescatar todas esas palabras, y usarlas, que para eso están. A mi la verdad es que decir tacos me relaja, se libera tensión, que mejor que decir "cipote", "capullo" o "soplapollas", son palabras de estas que se te llenan la boca al decirlas, como "hijoputa" que hasta me gusta alargarla y para que dure más "hijooopuuuta"

Anónimo dijo...

Crazy PiOjo comenta:

Decir palabrotas forma ya parte de nuestro lenguaje, no hay duda. Cada vez más, o ¿a cuánt@s niñ@s ves con la cara cruzada cuando te sueltan un "no me da la gana mamón gilipollas de mierdaaaaa!"? Y te ves a la madre/padre respondiendo: "Jopuuuuta! De dónde coño sacas ese jodido lenguaje, mierdecilla? Vuelve a decir 'gana' y te parto to los putos dientes, cago en tus muertos!" Eso sí, yo admito que cada vez las incorporo con una mayor y puta asiduedad :P

Eso sí, JuanJe estará conmigo en que una polla de agua,.. ¬_¬ no es, precisamente, un chulo playa! O no? ;)